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Abusadores por doquier

Es un gran momento para perder los miedos y alzar la voz ante los abusos. También es un gran momento para que como sociedad practiquemos la tolerancia ante el desconocimiento.

Abusos sexuales
Abusos sexuales | Cedoc

El mix entre la necesaria reestructuración del rol de la mujer en la sociedad y la inmediatez tecnologica para viralizar una acusación, alientan al fenomeno con que nos encontramos hoy: cada vez que abrimos un portal de noticias aparece un nuevo personaje público acusado de abuso sexual.

Esto es algo muy bueno, algo espantoso, algo terriblemente justo y horriblemente injusto. Puede ser cualquiera de esas cosas. Mientras lo sepamos con pruebas... Y es este último, (GIGANTE) detalle lo que suele escasear.

Basta leer los comentarios en las noticias o posteos en redes sociales para saber que estas primicias, desde la más grave hasta la mas irrelevante, despiertan en algunos intensas emociones ya sea acusatorias o en defensa de las personas en cuestión.

Si organizamos a los lectores en un segmento según el grado de certeza que tienen de lo que alli se menciona, tendriamos tres sectores fácilmente distinguibles.

A la izquierda, supongamos, de color blanco puro a quienes defienden a capa y espada al presunto abusador/a en cuestión, y a la derecha, están los de color negro opaco los que lo consideran culpable de las atrocidades que se le endilgan.

El intervalo del medio que por lógica suelen ser la gran mayoría, son una mezcla de color gris, más claro o mas oscuro según estén ideológicamente alineados con un color u otro. —Dije “por lógica suelen ser mayoría" porque estas noticias tienden a ser ambiguas respecto a las constancias de lo allí investigado con lo cual las posturas más rígidas suelen ser las menos frecuentes de adoptar.

Esa mezcla gris del segmento intermedio predominante, lo ocupan personas que, en mayor o menor medida, no les interesa sacar conclusiones del tema. El problema surge porque, mas allá de su poco interés, sería ingenuo pensar que apoyar a alguien acusado de un delito grave sea más fácil que apoyar a alguien sobre quién no pesa ninguna sospecha.

Y esta última verdad, es lo que hace que la balanza de neutralidad frente a un hecho aún no comprobado finalmente se tuerza siempre en contra del sospechado. Y, si a esto le agregamos un caso donde su imagen pública sea uno de los bienes con los que trabaja, este declinar esbozado se vuelve un desbalance casi incorregible.

A los fanáticos, ya sean de un lado o del otro (los puro blancos o negros del segmento que imaginamos anteriormente) por lo general es inútil querer hacerlos entrar en razón. Excede la buena voluntad desplegar explicaciones para entablar un dialogo. Fanático esta emparentado con otra palabra: “fantasia”. Que viene de Fantasos (hijo de Hipno el Dios del sueño según la mitología griega). Por lo tanto, las convicciones de un fanático carecen de fundamentos, y si poseen razón, no son los fundamentos los que los llevan a encontrarla sino la casualidad.

Pero la masa crítica de personas que reciben este bombardeo de información y están situados en el sector del medio, hasta tanto no se comprueben los hechos, deberían practicar la tolerancia sobre aquello que aún no saben.

En estos dos últimos días recibí de primera mano dos ejemplos prácticos de efectos colaterales producidos por éste fenómeno:

Un actor que luego de escuchar las consecuencias que tuvo otro colega suyo acusado de propasarse en escenas con su pareja de la ficción, ahora, se intimida al momento de besar a su coprotagonista por temor que ésta se sienta intimidada sexualmente por él.

Un director de cine que es asediado por una fan que padece un delirio celotípico. Resulta que este cuadro psicótico hace que ella amenace a los allegados del director tildándolos de “ladrones” por robarles a su admirado y la lleva a inmiscuirse en el set de filmación, intentando reiteradas veces ingresar a su camarín teniendo que ser retirada por el personal de seguridad en reiteradas ocasiones. Cabe aclarar que el director sólo la conoce a partir de los regalos extraños que ésta le acerca. El trastorno que esta fan padece no le permite interpretar adecuadamente la realidad. Pero el director no concilia el sueño por las noches imaginando que esta mujer pueda subir algun comentario en su contra y éste volverse viral a los pocos segundos. Sabe de las consecuencias que esto le podría llegar a traer para su carrera.

Pregunta: si el guión pide besar apasionadamente ¿cómo hace el actor del primer ejemplo para “dar bien en cámara” y a la vez prevenir la posibilidad de una demanda? ¿Debería establecerse un listado pormenorizando los movimientos autorizados y no autorizados en la escena y en base a ello firmarse con anterioridad un consentimiento informado? En el segundo ejemplo ¿Ustedes creen que la imagen de éste director seguiría exactamente igual en caso de trascender una demanda de esta admiradora en su contra? ¿Cuanto tiempo tardaria la denuncia de esta mujer alterada en hacerse pública y cuanto tiempo, en contraste, llevaría recomponer la imagen de esta persona aun transcurrida la etapa judicial que asegure su absoluta inocencia?

Un twitter tiene como maximo 280 caracteres. Una expediente en la justicia muchisimos más. (Y a veces, tampoco con ello se consigue determinar...).

La lógica del hashtag tampoco colabora en aportar claridad ya que, si bien permite alzar la voz para masificar una modalidad de trato indeseado, a la vez, contamina al homogeneizar todo aquello a lo que se atribuye su enunciado.

Conclusion: la lógica del hashtag relativiza los casos graves y agrava los leves o inexistentes.

En síntesis. Es un gran momento para perder los miedos y alzar la voz ante los abusos. También, y precisamente por ello, es un gran momento para que como sociedad practiquemos la tolerancia ante el desconocimiento.

Pensé que al escribir sobre este tema podrían despertarse criticas e incluso halagos. También pensé que esta misma nota pudiera servir como prueba de aplicación al mensaje que propone. (Felices fiestas y gracias por el tiempo a mis notas dedicado.)

(*) Psicólogo y novelista | Twitter @llavemaestraok