CIENCIA
pruebas piloto del ministerio de ambiente

Buscan controlar especies exóticas invasoras

Para fomentar la industria peletera, crear cotos de caza, producir carne o por accidente, se calcula que ya se introdujeron en el país 689 especies exóticas invasoras.

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En Tierra del Fuego hay 100 mil castores y 30 mil hectáreas de bosques afectados | guillermina massaccesi

Para fomentar la industria peletera, crear cotos de caza, producir carne o por accidente, se calcula que ya se introdujeron en el país 689 especies exóticas invasoras. Sin control generan consecuencias negativas, por lo que el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable comenzó con experiencias piloto para detener el avance de castores, ranas toro, algas didymo, ardillas de vientre rojo, tamariscos, caracoles africanos, ligustros y mejillones dorados.

“Se eligieron algunos casos emblemáticos y urgentes para empezar a  diagramar una política nacional de especies exóticas invasoras que también incluye la prevención del ingreso de otras nuevas que puedan ser un problema”, describió el secretario de Política Ambiental, Cambio Climático y Desarrollo Sustentable del mencionado ministerio, Diego Moreno.  “Es una cuestión trascendente que muchas veces ni siquiera está registrada como un problema; parte de la misión del proyecto es visibilizar esta temática”, agregó.

La Estrategia Nacional sobre Especies Exóticas Invasoras (Eneei) incluye el armado de protocolos para el ingreso de especies y la ejecución de ocho programas piloto de tres años de duración para prevención, contención, control o erradicación. Estos cuentan con el apoyo financiero de alrededor de US$ 4 millones del Fondo para el Medio Ambiente Mundial.

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Una especie con la que se está trabajando es el tamarisco, un árbol pequeño que se suele utilizar para fijar dunas, médanos y hacer cortinas de viento. “Si se dispersa a humedales, lagunas y bañados modifica la dinámica de esos sistemas estratégicos”, explicó Moreno. Los tamariscos están en San Juan, Mendoza, Córdoba, La Pampa, Buenos Aires y Río Negro y, además de reducir los depósitos subterráneos de agua, acumulan sal en el suelo, lo que impide el crecimiento de la vegetación nativa. La experiencia piloto consiste en la erradicación del tamarisco en la reserva mendocina Laguna de Llancanelo.

El caso más conocido en el país es el del castor en Tierra del Fuego que se originó cuando a fines de la década del 40 se lo introdujo para fomentar, sin éxito, la industria peletera. Su hábito de talar árboles para formar diques “produce un impacto irreversible en el bosque de ribera que si no se trata se convierte en una especie de pastizal eterno”, advirtió el biólogo  Adrián Schiavini, responsable del Componente Castor de la Eneei.  Se calcula que hay 100 mil castores y 30 mil hectáreas de bosque afectadas, por lo que se comenzó con una prueba piloto en siete áreas para erradicarlos con el uso de trampas.

También quieren controlar especies traídas para la producción de carne, como el caracol africano gigante, que en Misiones afecta la producción hortícola, y la rana toro en Córdoba, que es un gran predador de peces, insectos, pichones de aves y mamíferos nativos. Ambas especies tienen el potencial de transmitir enfermedades. “El mejillón dorado, que llegó en las aguas de lastre de los barcos, arma colonias en las tomas de agua de los ríos y genera costos de mantenimiento de esas instalaciones”, afirmó Moreno.

Años atrás se introdujo como mascota la ardilla de vientre rojo en Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, que al estar libre roe cables de distintos servicios, afecta la producción frutícola y compite con especies nativas. El proyecto propone el control para evitar que se extienda más al norte, a la selva de Yungas.  “Una vez que se genera el proceso de invasión es muy difícil después volver a cero, lo que se puede hacer es contenerla. Lo más importante es prevenir”, concluyó Moreno.